Una Historia de Grindr

Aquella tarde de calor, sólo en mi piso, necesitaba alguien que saciara mi sed de rabo.

Aquella tarda estaba sólo en mi piso de estudiantes. Era una de aquellas tardes donde el calor empieza a apretar, poco antes del verano. Con el calor y el poder de disposición de la totalidad del piso, se me antojo echar un polvo. Pero no me apetecía recurrir a viejos follamigos y tener que iniciar una conversación para acabar comiéndome un buen rabo. Me apetecía sentirme cerdo y ninguno de mis conocidos podía ofrecerme lo que mi cuerpo necesitaba.

Abrí el Grindr en busca de lo que me pedía el cuerpo....