Lluvia dorada
Una noche de calor en la Facultad genera una calentísima situación.
Aunque era ya de noche el calor de diciembre se dejaba sentir e invitaba a estar en cualquier lado menos en la facultad. Una de mis compañeras parecía estar tan agobiada y necesitada de salir como yo. Acercándome le ofrecí compartir unas cervezas, lo que aceptó complacida. Susana era una chica de baja estatura pero de gran presencia. Le gustaba hablar tanto como a mí y se creó rápidamente un ambiente de gran confianza. La conversación derivó hacia el sexo y la temperatura de la misma se elevó más que...