Sexo sin Límites (III) ...por Marcoan
Empezó a menear sus caderas primero en círculos para ir dilatando más aún sus paredes para luego empezar a botar encima mía. No parábamos de gemir los dos deseosos de darnos placer mutamente, ansiosos por corrernos, y con las caras desencajadas de puro vicio. Sólo pensábamos en tener sexo salvaje...
Ya habíamos preparado las maletas para relizar un nuevo viaje e íbamos a cargarlas en el coche. No entendía por qué Cleo no estuvo de acuerdo conmigo en poner los cristales oscuros en los asientos de atrás ni en la luneta, en el taller esta semana que lo tenía concertado, pero lo iba a averiguar pronto.
Salimos a la carretera y comenzamos el viaje. Salimos de Málaga y todo iba tan normal aunque la notaba extraña. Miraba mucho hacia fuera y no sabía que le pasaba, pero no le pregunté pues no le dí mayo...