La playa
Un paseo nocturno que trajo mucho sexo.
Después de la última copa nos fuimos a pasear por la playa.
El vestido de Clara era precioso. Un vestido largo de color claro con estampados y abotonado desde el escote hasta los tobillos.
Sentada en la terraza se la veía como una diosa. Unas piernas largas y bronceadas hacían las delicias de clientes y camareros.
Y que sea sumisa a mis deseos me encanta; y como buena perrita obediente, los botones llegaban a cerrarse solo un poquito más arriba de los muslos.
Un cruce de piernas magi...