Hembra y suegra como ninguna

Mi hermosa suegra vivía depravada.

Mulata clara de labios carnosos, piernas de modelo, cintura de avispa coronada por dos tetas turgentes y terminada en las nalgas más gloriosas que el mundo ha visto, la triste faz de mi suegra cambió de súbito de una expresión de tristeza ("mi marido hace años que no hace nada...") a una de desafío ("estoy segura de que muchos hombres todavía se agarrarían con gusto de estas carnes...").

Mi polla reaccionó simultáneamente con mi cerebro al oír semejante ofrecimiento desde el otro lado de la mesa...