Chota

Chota es un hombre horrible... ¿Y qué?

Eran las ocho de la mañana. Como un día cualquiera desde hacía más de veinte años, Marino se levantó de la cama somnoliento, y preparado para los quehaceres diarios de una vida monótona.

Y como tantas otras veces, la seda de su camisón de dormir mostraba la silueta de su virginal aparato, ahora en erección, a causa de un trepidante e intenso sueño ocurrido la noche anterior. Sus treinta y tres centímetros de envergadura no hubieran supuesto ningún problema a la hora de buscar pareja. Pero para M...