Una guardia de fin de año
el vestuario del quirófano le parecía siempre muy erótico.
Una guardia de fin de año
el vestuario del quirófano le parecía siempre muy erótico. No sabía bien por cual de los motivos; Si era el olor a hombre. Si era ese desorden tan poco femenino. O si era su traicionera imaginación, sin más. Lo prefería poco concurrido. Las masas le agobiaban. Con dos o tres personas era más que suficiente. Charlar y mirar con disimulo, era más divertido. Más de cuatro significaba no poder recrearse a gusto, sin descaro. También las horas, más bien las deshoras, eran me...