La dama y el repartidor
BALLBUSTING. Cuando Fabiola pide algún encargo por el móvil, el pedido debe llegar a la hora estipulada. La falta de profesionalidad del negocio será pagada por la chica en los huevos del desafortunado repartidor.
Fabiola se encuentra en su habitación sentada en la silla del escritorio, mirando por la ventana distraída, mientras su mano izquierda juguetea con un bolígrafo y con la otra sostiene una página del cuaderno de apuntes. Mira su móvil y el reloj marca las 14: 55. Hace una hora que pidió comida rápida por Just Eat y el encargo parece tardas más de lo habitual. Sus pies, descalzos como a ella le gustaba andar por casa, se agitan en el suelo con nerviosismo, abriendo con cada movimiento de pierna la larga falda...