Aventuras pueriles
Un joven fantasea mientras descubre su sexualidad.
No podía evitar fijar mi mirada en él. Era un hombre alto velludo, que lucía una barba corta y le faltaba cabello en su cabeza. Usaba unas gafas pequeñas que le daban ese interesante aspecto de intelectual que me fascinaba.
Era mi profesor de religión, un hombre inteligente, severo pero a la vez divertido, capaz de burlarse de ti sin que te percates siquiera y hasta lo disfrutes, no sé cuándo ni cómo mi voluntad se rindió a su encantadora presencia, cómo se me metió en la mente ese hombre que po...