Conociendome
No sabía nada del mundo, y todo me deparaba sorpresas.
Abro los ojos, el suave bamboleo de la carreta me adormeció y amodorró. Mi padre se gira desde el cabestrillo donde conduce a los animales y me sonríe. —Ya casi llegamos—. Me siento en el espacio entre el suelo y la carpa de la caja de la carroza y me desperezó un poco. Arregló mi vestido y paso con cuidado a sentarme junto a mi papá. Lo besó en la mejilla. —Qué bonito día está haciendo ¿verdad?— le digo. —Sí, corazón es un día muy bello—. Unos niños corren hasta la carreta, extienden su mano pidiendo algo...