Derrotado

Jesús se cree el rey entre sus colegas, pero el nuevo chico del barrio le da una cura de humildad.

Cuando tenía 15 años era envidiado por mis amigos. No solo era quien me había desarrollado antes, tenía más cuerpo de “hombre” e incluso me había salido ya algo de barba, sino que además era el único entre mis amigos que tenía novia y aunque Silvia no me había dejado más que besarla y tocarle las tetas y el culo por encima de la ropa era más de lo que cualquiera de mis amigos podía decir.

En ese ambiente estaba claro que me gustaba reunirme con ellos a pajearnos mientras veíamos una porno en casa de I...