Masaje
Un rico masaje.
Entre a la habitación, y allí estaba ella, acostada, vestida con solo una bata blanca, su piel blanca y suave. Un prominente trasero se levantaba al terminar ese paraje que divide en dos su espalda.
Me dispuse a comenzar el masaje de relajación, después de todo a eso había venido. Primero una melodía del mar azotando sus olas contra los arrecifes, algunas aves revoloteando y comunicando su llamado de amor, que tranquilidad se siente me comenta ella, claro Srta., de eso se trata, debe de estar re...