Voluntad esclavista
De todo se aprende... y más de aquellas cosas dañinas.
Si me querés a tus pies primero tenés que acariciarme: los ojos, la boca, el cuello y las piernas. Acariciarme en Ego, llenar de mieles mis oídos y lograr que mis dientes se muestren cada vez que te piense. Vas a lograr que mis muslos se abran si sabés cómo conducirte, y si sabés cómo moverte habrás puesto un grillete alrededor de mi muñeca. Sin embargo, todavía no le has puesto candado… para eso tenés que darte la vuelta y, tan de repente como apareciste, tenés que marcharte. Soltar palabras inconexas y di...