Mundos rotos
El amor no siempre es suficiente
Amaba el tacto de su piel, el olor que manaba de su cuerpo era como una droga para sus sentidos, el café de sus ojos y esa sonrisa despreocupada que le robaba la respiración, amaba cuando se tomaban de la mano y caminaban así por la calle, esos besos inesperados que encendían la pasión en su cuerpo y en su ser, le gustaban esos abrazos y esos juegos que a cualquiera le pueden parecer tontos pero que formaban parte de su pequeño mundo, ese mundo en el que Vivian aislados de todo y de todos; esa mañana desper...