El secreto de mi esposa. 2

La confesión de María y su proposición.

Mientras mi mujer farfullaba las increíbles excusas negando aquello que mis propios ojos habían sido testigos minutos antes, decidí darle la oportunidad de que justificase de modo razonable su evidente infidelidad.

— María, no intentes justificar lo injustificable. Mira, hasta podría entender tu manifiesta permisividad –miré su cuerpo desnudo yaciente sobre la cama–. Conozco tu irrefrenable deseo sexual. También qué, quizá no obtengas la merecida recompensa cuando hacemos el amor y que siempre te qued...

El secreto de mi esposa. 1

Relato corregido y reeditado

Aquella tarde regresé a casa antes de la hora habitual. Quería sorprender a mi esposa María, pues acababa de regresar de uno de mis viajes semanales que solían durar tres o cuatro días. Así pues, paré en la floristería de la esquina, compré un ramito de violetas que era su flor favorita y, además la fragancia natural de mi mujer era similar a la de esas flores o al menos el suave perfume floral que usaba con toques por todo el cuerpo; me hacía soñar que abrazaba un jardín tropical cuando nos revolcábamos de...

Marisa: Huracán de pasiones

A punto de dar a luz descubrí un vendaval de sexo que nos arrollaba como un huracán de semen y fluidos con seis manos que martirizaban mi barriga...

Me resulta difícil describir si fue mayor la sorpresa o la furia que me invadió al ver al padre de mi hija agarrando la cintura de la rubita adolescente.

—¡Hola chicos! Vaya, aún estáis cenando – exclamó Berto apretando más si cabe la cintura de la rubia – Os quiero presentar a Ada. Pensaba que podríamos cenar juntos, pero compruebo que no habéis esperado.

—Hoy es mi turno y lo sabes, Berto – respondió su hermano –. Pero en la cocina tienes ensalada y croquetas de pollo.

Ada avanzó hacia n...

El secreto de mi esposa. 1

Vuelven mis relatos con Luis. El hombre de mi vida. Os cuento otra de nuestras felices y descaradas aventuras. Aunque esta es real, como lo fueron las de la serie "Cómplice Seducción".

El secreto de mi esposa.  1

Aquella tarde regresé a casa antes de la hora habitual. Quería sorprender a mi esposa Carmen, pues acababa de regresar de uno de mis viajes profesionales semanales que solían durar tres o cuatro días. Así pues, paré en la floristería de la esquina, compré un ramito de violetas que era su flor favorita y, además la fragancia natural de mi mujer era similar a la de esas flores o al menos el suave perfume floral que usaba con toques por todo el cuerpo; me hacía soñar que a...

Mi cuñado 8.

Mi marido y mi amante fueron testigos de mi inicio en la prostitución. Incluso de mi entrega al primer hombre negro.

8

Algo más de una hora después el segundo cliente se marchó. Por supuesto, exhausto y satisfecho y, tras ducharme, bajé a la cocina para contar a mis chicos los detalles de la borrascosa sesión de sexo.

—¿Qué tal ha ido tu estreno, Bab?   A Ramón lo has despachado en poco más de una hora – dijo Jhon sirviéndome en la copa un chorrito de coñac.

—Mi opinión es que ha sido genial – respondí a mi amante tras dar un sorbo de la copa – En ningún momento me he sentido incómoda. En realidad, e...

Mi cuñado 7.

¡Al fin recibí al primer cliente que eligieron mis maridos!, aunque mis sensaciones eran contradictorias. Tomé una decisión que cambiarían nuestras vidas...

Mi cuñado 7.

El cliente notó las tetas empanando sus orejas y trató de mover la cabeza con la intención de alcanzar los pezones con la lengua, pero estos ya se habían alzado y, con las rosadas areolas, apretaban las mejillas de la cara. En ese momento me sentí dichosa cuando vi al primer cliente deslizar varios billetes de 500 en la mano de Jhon, quien contó los billetes y me miró asintiendo levemente. ¡¡¡Había pagado dos mil euros por mis carnes maduras, tan solo por un ratito!!!

Con el mentón...

Mi cuñado 6.

El estreno como puta de mis maridos.

Mis dos hombres quedaron, literalmente, boquiabiertos. Obviamente, no esperaban mi alocada propuesta. No obstante, me reafirmé en la decisión pues, aunque adoraba a mi marido por su comprensión y la erótica libertad que me ofrecía con su familia y sus amigos, permitiendo que desfogase mis crecientes deseos sexuales, nada era comparable a lo que sentía cuando mi amante hundía la enorme polla en mi exquisita vagina, destrozándola con frenéticos arreones. Mi marido fue el primero en reaccionar.

—¡¿Te das...

Mi cuñado 5.

Mi marido se sorprendió cuando le rogué a mi amante que me hiciese madre y me tomase por esposa.

Mi cuñado 5.

La confesión de Silvia me sentó como una patada entre mis pechos. No solo estaba aturdida, sino que también me arrasó una ráfaga de furia agresiva. Una cosa es que mi amante tuviese algún desliz con otras mujeres, eso lo sabía y lo aceptaba, pero que las embarazase antes que a mí ¡¡¡eso no estaba dispuesta a consentirlo!!!

Firmamos en su día un pacto mediante el que mi marido y su hermano Jhon tenían libre acceso a mi cuerpo sin límite alguno, incluso sin tomar precauciones, pue...

Mi cuñado 4.

¡¡¡embarazada!!!

Un sudor frío bajó por mi espalda. ¿Era necesario que Jhon contase a la familia que somos amantes? Por muy liberales que fueran, nuestra relación no es natural. Una cosa es mantener durante unos días un frenesí sexual, pero mi frenesí va acompañado de un intenso y sincero amor y quiero suponer que el suyo también. Por la otra parte, él no estaba vinculado a mí del mismo modo en que yo lo estaba: ¡estaba follando a la tal Sofía!

Entramos al salón y vi a mi marido riendo y bebiendo con sus tres hermanos...

Mi cuñado 3.

Al fin conocí a los hermanos de mi marido y también a sus mujeres. Ahí empecé a descubrir mi nueva fantasía sexual.

Mi cuñado 3.

Los tres días después de la firma del sorprendente acuerdo fueron algo así... ¿cómo explicarlo? ..., bueno, algo parecido a la Olimpiada del Sexo. Mi marido era el primero que despertaba. Su jornada laboral empezaba muy temprano y lentamente se deslizaba del lecho conyugal para no despertar a su mujer ni al amante que dormían plácidamente abrazados en la cama. El sonido del agua de la ducha acabó por abrir mis ojos. Me desenlacé del abrazo de Jhon y tal como iba – por supuesto desnuda...