Memórias de África V
Continuación del relato de un viaje y de las experiencias que viví.
A la mañana siguiente como de costumbre entraron tres mujeres a darme de beber, llevarme comida, asearme y a inspeccionar la “obra” de Aifon. Estaba todavía un poquito irritada, así que volvieron a masajearme con el mismo ungüento tanto la parte de adentro de las nalgas como el sexo, el pubis, la vulva. Aifon me había dejado tan suave como el culito de un niño. Luego en vez de vestirme, me dejaron acostada en el camastro y se fueron. Me dejaron toda mi ropa limpia a los pies de la cama. Me puse sólo las bra...