Mentiras

Dedicado a alguien especial, y que me honró con su amistad y amor.

No quiero pasar página, sólo me gustaría reorganizar el dia de hoy. Cierro mis ojos y cuéntame mentiras. Dime que no sientes nada cuando te beso el cuello, dime que el pelo de la nuca no se te eriza cuando paso mis labios.

Cuéntame mentiras. Dime que no se te pone la piel de gallina cuando te acaricio, dime que no sientes nada cuando mi cuerpo se pega a tu espalda.

Cuéntame mentiras. Dime que no te conmueves cuando oyes mi respiración en tu oido, dime que eres insensible al roce de mis pezones e...

El Voyeur

Las cosas no siempre son lo que aparentan.

Aquí estoy una vez más amparado en la oscuridad. Aprovecho la nocturnidad para espiar las vidas de los demás. A veces es una viejecita dando de comer a su jauría de gatos, otras el grupo de amigos celebrando el gol de su equipo, pero esta noche es distinta. Hoy me fijo en esa chica rubia de la quinta planta, que se pasea por su apartamento casi desnuda. La camisa de corte masculino que lleva como única prenda, deja ver unas bonitas piernas. Se pone de puntillas para alcanzar algo del mueble de la cocina. Un...

El Reencuentro

Dos amantes que se vuelven a encontrar con el paso del tiempo.

Kiko no pudo reprimir su sorpresa al encontrarse con Lucía después de tanto tiempo. ¿Cuánto había pasado?, ¿veinte años?. A pesar del tiempo, ella seguía estando estupenda a sus 40 primaveras. No había tenido hijos y había tenido una vida laboral cómoda trabajando para aquella gran superficie de electrónica, entre Sevilla y Las Palmas. Kiko, con medio siglo de vida a sus espaldas tampoco se mantenía mal. Sólo las canas daban fe del paso del tiempo…bueno, las canas y una muy incipiente barriguita. La altura...

La Desconocida

Hombres que atienden a sus mujeres y cómo remediarlo.

—¿Te gustan los hombres?, —fue lo primero que aquella desconocida le preguntó.

Juan parpadeó confundido sin comprender a qué venía todo aquel circo. Se había despertado con una horrible resaca, con la cabeza martilleándole como si estuvieran tallando piedra en su cerebro y tenía la garganta tan seca que tragar saliva era como tragar arena. Lo peor no era el       dolor       pulsante  en   la   cabeza,  descubrió       enseguida              que se encontraba atado, atado a una columna en aquella habi...

Memorias de África IX

Está bien arriesgarse de vez en cuando, siempre y cuando sea una misma la única que pague.

Los días en los que me apetecía estar sola o metida en mis pensamientos, me dedicaba a observar la manera en que se organizaba aquella tribu. La mayoría de los días los hombres se ausentaban y no sabía dónde se metían hasta la tarde. Tengo que aclarar que sin reloj y sin ninguno de los artefactos modernos que condicionan nuestra vida, perdí por completo la noción del tiempo que llevaba entre aquella gente. Aprendí a interpretar el paso del día fijándome en el sol. Comía cuando tenía hambre y dormía cuando t...

Memorias de África VII

Las vistas eran inmensas, vacías.Todo lo que pude ver estaba hecho para ser grande y libre.

A raíz de aquella mañana, cuando azoté a Aifon y Samsung me folló como un semental, mi vida en el poblado cambió. Por lo pronto, preferí estar desnuda, ni siquiera con taparrabos. Me movía con total soltura por el poblado, incluso me atrevía a hacer pequeñas incursiones por el bosque acompañando a las mujeres a buscar comida. Tenía una extraña sensación de libertad. Respetaban mi intimidad y sólo entraban en la cabaña para lavarme todas las mañanas y llevarme la comida. Algunas veces venía sola Aifon a trae...

Memórias de África VI

Cuando veo que no puedo seguir soportando algo, aguanto un poco, y entonces sé que puedo aguantar cualquier cosa.

A la mañana siguiente me despertó el ruido de la puerta. Por la puerta entró Aifon y una luz que casi me ciega. Pude ver el cielo de azul limpio e intenso y la cara de Aifon con esa sonrisa en su boca de la que pocas veces se desprendía. Sentándose en la cama, me bajó las bragas hasta quitármelas, abrió mi sexo colocando los pulgares en los labios y lo estudió detenidamente. Me dio la vuelta y repitió la operación revisando las nalgas y separándolas para ver el ano. Por el tono de su voz y su gesto, compren...

Memorias de África XI

Las despedidas producen una sensación extraña.

Amaneció un nuevo día y los rayos del sol se volvían a colar entre las ramas que formaban las paredes de mi cabaña. Después del desayuno y del lavado diario, salí a caminar por el poblado. Los hombres se preparaban para salir de pesca. Esta vez, cosa rara, Samsung parecía que les acompañaba. Yo pensaba que los altos dignatarios de estas tribus no se plegaban a tareas tan mundanas. Mi “amigo”, el atrevido veinteañero, también iba, así como algunas mujeres. Lila salió de una cabaña con una especie de cesta en...

Memorias de África X

Hay cosas que vale la pena tener o por las que pasar, pero tienen un precio.

Estos indígenas tenían la costumbre de distribuirse en pequeños grupos durante la vida cotidiana. Descubrí dónde se metían los hombres la mayoría del tiempo, unos pescando, otros cazando. Las chicas en el arroyo cogiendo musgo, hojas de plataneras, hierba fresca y agua. Las mujeres mayores en el poblado limpiando, haciendo fuego o cuidando de los niños y adolescentes. Se distribuían por sexos, pero además dentro de cada grupo de sexos, se separaban luego por edades. Me agradó ver el cuidado y casi hasta el...

Memorias de África VIII

La lluvia era como el abrazo de un amante.La tierra respondía con un ruido profundo, y el mundo cantaba a mi alrededor

Durante un par de días necesité los cuidados de Aifon y de las otras mujeres, que me aplicaron toda una suerte de cataplasmas y de hierbas para cicatrizar el ano. Caminar se me hizo un calvario y la idea de que me volvieran a follar por el culo me dio pavor durante unos días. Días que por supuesto ni azotes, ni hombres, ni lavativas ni nada. Ungüentos y descanso, eso sí, acompañados de magreos y caricias por parte de Aifon, Lila y otras chicas, que me excitaban pero que me dejaban a las puertas de algo más....