Rubén, Jaime e Iván
Rubén y Jaime conocen más a fondo a su nuevo amigo.
Rubén, Jaime e Iván
La postura no era la más cómoda. Me coloqué lo mejor que pude, ya tenía experiencia en situaciones similares. De hecho, no era la primera vez que amanecía con las manos atadas y el culo dolorido. Sin embargo, no fue eso lo que me despertó. Tampoco el ruido no tan lejano de coches pasando por la calle que se colaba caprichoso por la ventana entreabierta. Ventana que además de dejar pasar el ruido callejero, permitía pasar impunes los primeros rayos de sol de aquella mañana de verano...