Destino

La miré y me gustó; la volví a mirar y me gustó más todavía. Dejé escapar un suspiro. Le sonreí, me estaba mirando y eso me llenaba de euforia. Nunca había sentido algo así. Ella tendría no más de 23 años, yo 25.

La miré y me gustó; la volví a mirar y me gustó más todavía. Dejé escapar un suspiro. Le sonreí, me estaba mirando y eso me llenaba de euforia. Nunca había sentido algo así. Ella tendría no más de 23 años, yo 25. El cabello oscuro caía graciosamente sobre una sonrisa que deleitaba a cualquiera. Una boca preciosa. No quise acercarme, el juego de miradas era muy alentador. Ella estaba sola pero yo no.

Mi amigo insistía en seguir la discusión, creo que más por captar mi atención que por resolver el...