Lucia

Una mañana cualquiera, Lucia se dispone a empezar sus tareas domésticas.

La verdad es que a Lucía, para que engañarse, no le apasionaban las tareas domésticas. Pero hoy le estaban resultando más placenteras que de costumbre.

Ahora mismo, por ejemplo, se encontraba en el salón de su casa, situada enfrente del mueble dónde se mostraba la cristalería que su madre le había regalado ya hacía casi veinte años, como parte del ajuar de su boda.

Como odiaba esa cristalería... Tener que coger cada vaso, limpiarlo del polvo, volver a colocarlo... Pero hoy, le apetecía..

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