Me dejo coger por el taxista
Una noche en un taxi puede ser toda una sorpresa...
La noche termina y hay que volver a casa. En la esquina un taxi aparece en el exacto momento en el que estoy pensando que no será fácil conseguir uno que esté libre.
Subo y me saluda con mucha amabilidad un señor de unos 55 años, que me mira por el espejo retrovisor consultando hacia dónde debe llevarme.
Indico la dirección y me acomodo en el asiento, calculando unos 20 minutos de viaje.
Noto miradas insistentes a través del espejo y recuerdo una vieja fantasía que endurece mis pezo...