Le entregué mi mujer a otro hombre

Disimuladamente primero, y sin importarme luego, me fui pajeando cerca de ellos. Marisol a ratos acariciaba la cara de su semental, y a ratos se apegaba a él demostrando lo mucho que gozaba de ese grandulón. Y todo el tiempo me daba vueltas el hecho de que Rolando se estaba cogiendo a mi Marisol en

Esa era una noche especial. Así se sentía por lo menos. Marisol, mi esposa estaba extra excitada, cosa que no era demasiado común, y yo me sentía como dueño de la situación. Ya estábamos desnudos en la cama acariciándonos y besándonos y yo sentía que todo lo que pasara ahí dependía totalmente de mí. En el silencio de la noche, nuestros hijitos, una nena de 3 y un niño de 2 años dormían en sus habitaciones.

Marisol es una bella hembra de 35 años. Tres años mayor que mí, cosa que siempre me ha excitad...