Emputeciendo a Alexia. 1

La verdad es que es fue un fin de semana para el recuerdo. A nuestras espaldas llevábamos horas de conversaciones en las que su mente se había abierto para mi, pero también citas de todo tipo en las que habíamos experimentado.

La verdad es que es fue un fin de semana para el recuerdo. A nuestras espaldas llevábamos horas de conversaciones en las que su mente se había abierto para mi, pero también citas de todo tipo en las que habíamos experimentado.

Atrás quedaba ese primer día en el que con paciencia y prudencia conseguí que se corriera sintiéndose una puta, que aceptara que esa sensación le encantaba. Que disfrutara de la pasión de acostarse con una persona quince años mayor que ella, dándole placer sin límites.

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Un dulce sueño...

Abro los ojos. Estoy arrodillada en lo alto de una ladera...

Abro los ojos. Estoy arrodillada en lo alto de una ladera, desnuda, atada de pies y manos, y lo único que veo es el abismo. Puedo imaginarme el doloroso impacto contra el suelo si me caigo. Tiemblo, y temo que mi inestabilidad provoque la caída. Los oigo murmurar detrás de mí, pero no entiendo lo que dicen porque hablan una lengua desconocida y extraña que no soy capaz de identificar. Me dan la vuelta, me ponen de pie y me observan detenidamente. Ahora estoy frente a ellos. Son dos, sus cuerpos son enormes,...