La buena, la mala y yo (final)
Nada me puede romper a menos que yo lo permita y ¿sabes que? Lo lograste. Me has roto en mil pedazos.
CAPITULO FINAL
A partir de este punto, las luces naranjas se volvieron rojas. Oficialmente supe que estaba tomando la decisión equivocada aquella tarde.
Tenia el día libre por lo que Dom y yo estábamos viendo televisión en casa. Lorena ya se había marchado y aunque los últimos acostones que nos dimos, no fueron los mejores, logramos engañarnos con la falsa esperanza de que el estar alejadas, haría que la tensión del futuro matrimonio, se suavizara. Nos dábamos el espacio que necesitábamos y eso...