La gatita de Ana (2)
Ya en su casa, Ana comienza a utilizarme como su juguete particular
- Ponte ahí de pie - Me dijo mientras ella se sentaba en el sofá.
Estuvo unos instantes mirándome mientras yo estaba ahí parado, casi temblando. Ella no decía nada, simplemente me miraba. A continuación se levantó y me empezó a tocar. No de un modo sexual, sino más bien haciéndome un reconocimiento. Las caderas, la tripa…incluso el paquete.
- ¿Dónde vas con este paquete? Supongo que no esperarías complacer a una mujer con él…no, definitivamente yo tenía razón: has nacido para ser una gatita.- El...