Nos conocimos haciendo fuego.

Era Luna Nueva y nos conocimos iluminadas por el fuego, terminamos follando en un hogar de monjas.

Era verano, llegó a eso de las 19h30 a la reunión, junto a un amigo en común.

Primero, nos saludamos en inglés, al oír la pronunciación de nuestros nombres, sonreímos cómplices y comprendimos que entre tantos idiomas, una lengua materna nos unía, aunque fuese el tacto y el gusto, nuestro primer lenguaje.

Al poco tiempo de llegar, sacó algo de cannabis: fumamos y propuse hacer un fuego, ella y otra invitada se ofrecieron para buscar maderas.

Tengo que reconocer algo: me fascina el fuego, me...