Si no era Pitágoras era ella.

Mi hermanastra era la única que me podría ayudar en geometría.

Si no era Pitágoras era ella.

Esto sucedió en 1993 cuando yo cursaba el tercero medio en mi liceo querido de Viña del Mar.

Era el periodo de exámenes finales y yo estaba peligrando reprobar el curso por matemáticas por culpa de la maldita geometría.

Yo en ese entonces vivía con mi Papá, Madrastra (pero de las buenas, excelente conmigo) y mi hermanastra Natalia 3 años mayor que yo. Esta ultima se transformaría en la protagonista de mi historia, ya que por lo que les adelanté necesitaba...