Priapo
Un joven adiestra a un perro con la idea de que le sirva para sus deseos sexuales, quedando incluso más satisfecho que con las relaciones entre humanos.
El inmenso perro como de costumbre, en cuanto me huele comenzó a arañar la puerta y emitir leves aullidos. Lo tengo bien educado pues le doy de comer los más deliciosos manjares que un animal de su especie puede disfrutar.
Su verga asomaba ya entre la funda y la pelambrera y se veía brillante, palpitante, apetitosa.
Me ha costado mucho trabajo de paciencia y dinero amaestrarlo para los fines designados; pero todo eso ha tenido su recompensa, les voy a contar por qué.
Un perro de la raza de...