Una tarde de agosto

La tarde que pasó con ese chico, fue realmente especial, llena de cariño, ternura y placer, una experiencia que no podrán olvidar jamás.

Aún no sé si fue el calor sofocante o la lluvia que intermitentemente y a modo de chaparrón caía aquella tarde de agosto, pero algo nos empujó a ir a su casa después del café. Habíamos comido tranquilamente en un restaurante del centro, tal como habíamos planeado y lo que haríamos por la tarde aún no estaba decidido. La posibilidad de que yo viera algunas fotos suyas, le llevó a invitarme a su casa, pero tan sólo había sido eso, una invitación, una idea, nada decidido; por eso, cuando nos montamos e...