Su Primer Amor
Y ella comenzó a tocarme, y yo la dejé hacer creyendo que se trataba de un juego.
La casa de mi amiga Ana es como ella misma: exótica, confortable, íntima y sensual. Ana era el objeto de deseo de muchos hombres y de muchas mujeres, pero yo no la deseé nunca porque de algún modo la consideraba inalcanzable, aunque ella a veces me pedía que la acariciara y mientras la tocaba por casi todas partes me hablaba en tonos muy dulces, a media luz, en su cama.
Parecía que yo lograba acariciar algunas esquinas de su alma porque Ana, la exuberante, la reina de las fantasías de todas mis...