Betty confinada

¡Hola!, Betty de nuevo. Los que ya me conocen sabrán de mi por mis anteriores relatos, quien no aún está a tiempo de conocerme. Para los que me echaban de menos decirles que aquí estoy y que bueno, una tiene una vida ajetreada pero no siempre le ocurren situaciones que contar. Espero disfruten mucho.

Hola de nuevo y lo primero es desearles estén todos bien, que menuda broma por la que estamos pasando. Lo siguiente es disculparme ya que, a pesar de las numerosas peticiones por parte de ustedes, he estado un tiempo sin escribirles nada. La verdad es que las circunstancias y el poco ánimo con todo esto me lo han impedido pero ya parece voy recuperando un poco el entusiasmo. Igual tiene algo que ver lo que les paso a relatar y me ha sucedido en este confinamiento: una bonita historia de encuentro y reconcil...

Instruyendo a la tía Betty

Hola, soy Betty, una señora de 45 años, felizmente casada y amante de su familia. Como prueba de ello pueden leer este relato donde verán la magnífica relación que nació entre mi sobrino y yo y de como él me ayudo en la más absoluta de mis necesidades, que no es otra que la de agradar a mí marido. Pero, si quieren conocerme un poco más y como soy físicamente pueden acudir a mi anterior relato, que seguro les gusta mucho también. Besitos.

Tras la conversación con mi sobrino Mario, acerca de los sabios consejos que un sacerdote le había dado en sus días de colegio, salí a la calle dispuesta a convertirme en una buena esposa a los ojos de la iglesia. Pensé que, si quería ser como las señoritas putas en la cama y de ese modo convertirme definitivamente en una buena y fiel esposa, lo primero sería vestir como ellas. Claro está que, una señora como yo, no sabe mucho de eso ni de como visten esas señoritas por lo que hice lo que buenamente pude y...

Travesuras con la tía Betty

No existe nada como la familia, aunque a veces nos den disgustos. Si seguís leyendo espero poder transmitiros dos mensajes muy claros: el primero es el valor de los lazos familiares y su confianza y el segundo mucho cuidado con las travesuras, nunca sabes cómo pueden acabar

Mi nombre es Betty, una señora de 45 años y felizmente casada con mi marido, diez años mayor que yo. No soy tonta, y a veces he escuchado comentarios mal intencionados acerca de esa diferencia de edad por parte de gente de nuestro círculo, sobre todo de las chicas. Pues bien, solo tengo que decirles que amo profundamente a mi esposo, desde el momento en el que le conocí, hace ya cinco años. No por interés y su dinero, como dicen las malas lenguas, sino por lo cariñoso y atento que es conmigo desde el primer...