Ayudando a un vecino (2da parte)
Desde esa noche lluviosa con ese horrible viejo, la mente da vueltas y vueltas...
Esa mañana, horas después de esa aventura sexual inesperada y espontánea con el viejo desagradable de Don Alfredo, no podía dejar de experimentar cosas raras. Estaba aclarando el día y seguía lloviendo, y yo me desperté en esa fea cama con mi anciano patrón, que no paraba de roncar mientras tenía un brazo sobre mi cuerpo, en un horario en que generalmente ya estaba levantado; miré mi celular, eran las 9:12. Y claro, es que esas horas de sexo quizás él no las experimentaba desde hacía tiempo y, sumado al cli...