No es tan raro

No es tan raro, no soy un monstruo, no estoy enferma...

No es tan raro como puede parecer si se mira desde afuera. Solo hay que reunir los elementos necesarios y dejar que fluya. Si lo analizas fríamente, (si es que los asuntos del bajo-vientre pueden analizarse desde la frialdad), resulta casi lógico. Casi. Y es ese “casi” el que te vuelve loca, el que te hace preguntarte cada noche si eres un monstruo, o estás enferma, o eres una degenerada, o… o todavía peor, si estás enamorada. Porque si estás enamorada, entonces la lógica ya no sirve. Tienes que agarrarte a...

La asombrosa historia de la Thermo Mix

Nadie es dueño de su pasado, a no ser que... (Relato publicado en el XXIX Ejercicio de autores "Viajes en el Tiempo")

¡Eureka!, gritó, y salió corriendo desnudo a la calle dando brincos de alegría, como un cervatillo que escapa del zoo, ante el asombro de sus vecinos. Todo eso y más hubiera hecho para expresar su enorme entusiasmo si Bea no hubiera estado allí, pasando el aspirador por el laboratorio instalado en el garaje, haciendo más ruido del necesario y esparciendo la ceniza de su cigarro por encima de los carísimos instrumentos. Así que tuvo que limitarse a dejar escapar un “¡Sí!” entre dientes y golpearse el muslo d...

Trilogía

Recopilación de los tres relatos presentados al "XXVII Ejercicio de Autores "Microrelatos"". Tres fotografías de tres mujeres en tres edades distintas, redactados en 1º, 2º y 3º persona.

“SEXOGENARIA”

“A veces, la tercera edad es la primera”

A Andrés le guardé luto tres meses. En el pueblo se formó un pequeño escándalo, de esos que les gustan a las devotas pías, pero en realidad yo pienso que me sobraron dos. Me dejó en el debe muchas sonrisas y en el haber demasiadas lágrimas. Andrés no era malo, ni bueno, era Andrés. Si estuve con él cuarenta y tres años no sería justo ahora echarle la culpa. Vendí el bar. Yo no podía atenderlo sola, y con sesenta y un  años y una economía...

Alika está asustada

Relato sin sexo de carácter social.

Esta noche es “Eurovisión” y Alika tiene miedo. Mientras nos sentemos a ver las actuaciones, a ella la estarán violando, pero ella ni siquiera sabe que la violan. Ella cree que cumple su deber con su marido, aunque ella no lo escogió. Fue vendida por dos mil “nairas”, unos doce dólares y medio hace ya casi dos años. Alika tiene catorce años, está embarazada de seis meses y está asustada. Siente a su bebé moverse dentro de ella y le produce un miedo atroz, es una niña aún y sabe que muchas chicas de su edad...

Yo no soy una puta.

Hay veces que entre la mierda surge el amor, y otras en las que entre el amor surge la mierda.

“Yo no soy una puta”

Ya no sé cuantas veces me lo repito al cabo del día. Se ha convertido en un mantra, mi letanía particular, mi “Ave María, sin pecado concebida”… mi excusa. “Yo no soy una puta”. Cada día me lo digo a mí misma cien veces y cada día me cuesta más creérmelo. Lo acabo de hacer. No puede sonar verosímil con el semen de “El Cabrero” chorreando por mi rostro. De rodillas ante él, suplico mi soldada. Muda. Mis ojos se escapan fugaces hacia el tarro sobre la mesa. No quiero que se dé cuent...

La última travesía del Tsimtsum

Relato basado en la novela del autor canadiense Yaan Martel en el que se narran las verdaderas causas del inexplicado (hasta hoy) hundimiento del buque japonés "Tsimtsum" el día 4 de julio de 1977. Relato anteriormente publicado en el ejercicio XXVI tema "naufragios".

La última burbuja de aire que quedaba en sus pulmones escapó entre sus labios y ascendió hacia la superficie despacio, como si temiera reintegrarse a la atmósfera a la que pertenecía.  Arthit  la vio ascender y cerró los ojos abandonándose bajo el agua, el pecho le ardía y un leve mareo por la anoxia se apoderó de su cerebro. Pensó que sería agradable aspirar una bocanada de agua y llenar el vacío que se había instalado en su interior para acabar de una vez, para no tener que volver a la superficie y a la p...

#67/15 Sara

El doctor Sagasta se enfrenta a un caso de difícil solución, pero tiene motivos muy fuertes para intentarlo.

El tercer día decidió que debía dar un paso más. Los dos primeros habían sido una toma de contacto, una forma de reafirmarse en su propósito de no ceder a sus impulsos, pero no servían para comprobar a ciencia cierta que podía dominarse ante situaciones adversas. En cierto modo había hecho trampa. El lunes se vistió con pantalón y una camiseta ancha que disimulaba sus procelosas curvas y ni siquiera se maquilló. El martes el mismo pantalón y una camiseta de tirantes algo más atrevida pero no dejaba de ser v...