¿Y si disfrutamos el vestier?
Íbamos a comprar ropa pero parece que terminamos disfrutando de otras cosas.
Estaba sobre mí dándome un par de besos en el cuello, era mi punto débil y pues ya con dos años de relación conocía cada parte excitable de mi cuerpo, hacía pequeños chupones desde mi clavícula hasta la zona prearicular, a veces incluía el lobulillo de la oreja.
- Ah… nos van a escuchar. – Me quejaba, estábamos en el vestier de la tienda de ropa.
- Déjate consentir. – Me decía mientras iba de un lado al otro.
Me subió la camisa hasta el cuello, sacándome los brazos y dejándolo...