La noche de los vivos

En Halloween... ¿Truco o Trato?

Todas las casas estaban profusamente decoradas para celebrar Halloween; todas menos la mía, claro. Lo odiaba, por mucho que supiera que hunde sus raíces en antiguas tradiciones europeas. Se había convertido en una tradición yanqui. Y punto. Por eso la celebraban mis vecinos que imitaban todo lo norteamericano, incluyendo las invitaciones a barbacoas y tartas de bienvenida cuando me mudé. Maldita la hora. Parecía un sueño: chalet con amplios ventanales, piscina y jardín en una urbanización tranquila y famili...

Placer sin fin

G.K. Chesterton afirmó que a algunos hombres los disfraces no los disfrazan, sino los revelan; pues cada uno se disfraza de aquello que es por dentro. ¿Cuál es el tuyo?

Will I ever see the pleasure that will never end?

Kula Shaker

Venecia es una gran mascarada; los palacios rehabilitados del barrio de San Marcos, la belleza del crepúsculo reflejado en el Gran Canal,  los cuadros de Tintoretto, Tiziano y Bellini en la Academia de Bellas Artes ocultan la decrepitud de los edificios asolados por la humedad, el agua pútrida y las ratas; un gran escenario decadente donde los gondoleros, los artistas, los comerciantes interpretan su papel en la Commedia dell'Arte...

Instrucciones para disfrutar de un reloj

Me miró, perverso, mientras sus dedos lubricados acariciaban mi vulva y trazaban círculos alrededor de mi clítoris, con tanta lentitud, que creí enloquecer...

No te regalan un reloj; tú eres el regalado para el cumpleaños del reloj.

Julio Cortázar

Me tendió un paquete envuelto en papel de regalo.

—Feliz cumpleaños.

Lo desenvolví, nerviosa, rogando que fuera el reloj que le había mencionado, con más o menos sutileza, durante toda la semana. ¡Sí! ¡Era su estuche!

—Ábrelo.

Lo hice y me llevé la sorpresa de mi vida. Saqué el botecito de lubricante y le sonreí, coqueta, disimulando la decepción.

—Me parece que este regalo es p...

Ikkiuchi

Un relato erótico sobre la locura a las que nos arrastra el deseo.¿Qué es la realidad?

Estaba sentada a horcajadas sobre él. Forcejeábamos jugando a someter al otro. De momento había empate. Él era más fuerte, pero yo lo aprisionaba con mis muslos y aunque elevaba la cadera no podía girarme. Su sexo se clavaba en el mío a través de las sábanas volviéndome loca. Metí los talones por debajo de su culo afianzando la presa y me aferré a sus brazos. Susurró con voz quebrada: «quiero que me ates». Sin soltar la presa, arqueé el cuerpo para agarrar sus calcetines del suelo. Até sus manos al cabecero...

Beso húmedo

Un relato erótico sobre el placer del beso negro.

—Voy a ducharme.

Me acurruqué intentando dormir. No pude. Mis huellas se borrarían y me puse celosa. Salté de la cama, caminé con sigilo y le espié por la rendija. El agua se deslizaba por su cuerpo y su piel brillaba húmeda. Estaba sedienta.

Entré en la bañera y me puse detrás de él.

—Le voy a cachear. No se resista, señor.

Se rió. Apoyó las manos contra las baldosas y separó los pies. Comencé a enjabonarle demorándome en cada recoveco, en cada pliegue, en cada poro. Le aclaré con l...

Peces del fango

Relato erótico repleto de simbolismo.

«Vive como el pez del fango.

Su piel es brillante y plateada

pese a morar en el lodo».

Ramakrishna

Es un río extraño, ¿verdad? El agua tiene la textura del metal fundido y se adhiere a tu carne. Pareces una estatua. ¿Hay un corazón debajo de tu pecho como en el cuento de Wilde? Sí, late, generando ondas como una piedra arrojada desde el fondo del estanque hasta la superficie.  ¿Sabías que las crías de los peces juegan con los guijarros? Cuando los lanzan a su cielo se forman remolino...

Sirena Varada

Un relato erótico breve sobre el miedo que, a veces, asfixia al amor.

Sus pechos pequeños y cálidos se endurecen en las manos. La piel se eriza y se le antojan duraznos. Tienta el hambre y la boca paladea. Sabe a cilantro, a tabaiba y a drago. Las manos la aferran y ella mama, hambrienta. El pezón se endurece al tacto de la lengua. La piel arde y el fuego guía como un mapa. Se detiene en el vientre, cruce de caminos. Carne tierna de madre que albergó dos vidas. Su ombligo es el centro alrededor del que gira; el piercing, ancla para resistir la tormenta. Los labios bajan hasta...