El carpetero de la ONG
Nunca hacerse socio de una organización humanitaria fue tan placentero
Esta mañana, como cada sábado, decidí aprovechar el café de después del desayuno para ordenar el correo de la semana y guardar los recibos y facturas en sus archivadores correspondientes. Es lo que tiene mi trabajo. A fuerza tener cada papel en su sitio en la oficina, no me queda más remedio que ser ordenado también en casa. Entre las cartas, me encontré el recibo del mes de Médicos Sin Fronteras y, tal y como me sucede todos los meses, no pude evitar que se me pusiera dura al recordar cómo me lo pasé con e...