Mientras los veía
Casi todas las tardes iban al banco del parque, bajo mi edificio, a besarse y darse arrumacos.
Solía pasar todas las tardes, a eso de las cinco. Mi habitación daba hacia la parte de atrás del edificio, donde había un sencillo y pequeño parque, con cesped, un par de árboles y un solitario banco. No sé si más personas andaban en las ventanas cuando la parejita, en busca de una supuesta intimidad, se sentaba a besarse y a hacerse arrumacos.
Eran un chico y una chica de instituto, probablemente en sus casas no tendrian oportunidad de poder intimar a solas y por eso se iban hacia la otra punta de la...