Columbia (4)
Cuando las miradas de Claire y Verónica se cruzan, la joven no puede disimular su odio por todo lo que esa mujer le ha hecho. No pasará mucho tiempo hasta que se arrepienta de su descaro.
En el preciso instante en que Verónica, con su dedo índice, pulsa un botón para llamar al ascensor, Claire se da por vencida y deja que esas gruesas agujas vayan entrando, despacio, en sus pechos. El primer pinchazo es sólo el comienzo; lo peor viene cuando se van abriendo camino hacia el interior. Lo hacen a empujones. Cuando Claire cede unos centímetros más de terreno en un intento de lograr que las enormes pesas lleguen el suelo, las agujas penetran un poco más. Cada pinchazo, cada avance es peor q...