Un monte explorado por pocos.
Después de una noche de alcohol y baile es momento de dormir para que al despertar empiece la verdadera diversión con su líquido transparente que seduce mi boca.
Mi reloj marcaba 4:55am. Después de una noche-madrugada llena de baile, risas, alcohol y cigarrillos, decidimos que era momento de ir a casa. Así que emprendimos el camino hacia la suya. Íbamos somnolientas, listas para caer como piedras en la cama. Más batallamos en llegar que en dejarnos llevar por Morfeo.
El sol empezaba a posar sus rayos por la ventana, lo que me hizo abrir los ojos, pesados aún. Aunado a eso, esa sensación fastidiosa que delata la ingesta excesiva de alcohol y te hace pararte sí...