Roces de viajero

En tren repleto es un buen lugar para buscar una historia caliente.

El tren comenzó a detenerse frente a la estación, con el chirrido ululante de los frenos contra el metal. El olor ácido de siempre entró en mi nariz y empecé a palpitar en cuál vagon debía entrar, esta vez.

Ese pequeño lapso de la frenada, que no debe durar más de 15 segundos, es el preludio de un momento clave de mis mañanas: La elección del vagón que habrá de llevarme hasta Retiro, y que puede depararme un viaje placentero o la rutina de ir colgado del barral viendo pasar estaciones hasta el d...