Mi primer negro

Me encapriché de un hombre negro que me defraudó en un primer momento. Pero no podía prever la fascinante oportunidad que me brindó su cita.

Desde la ventana de las oficinas donde trabajaba, podía ver al jardinero afanándose en el césped que rodeaba el edificio. Era un hombre de color, de nariz ancha, piel sudorosa y brillante, labios gruesos y dientes muy blancos. Era todo un hombretón, alto y robusto, y de grandes manos negras como el café.

Durante muchas noches me masturbé (como siempre, vestido de mujer), pensando en esas manos que me agarraban por la cintura.

En las oficinas siempre lo miraba de soslayo, para atrapar cualquier d...

Una zorra hecha esclava (Primera parte)

Cómo iba a imaginar que ese hombre me haría su esclava haciendome sentir lo que nunca había imaginado.

Siempre he sido una zorra empedernida. Cuando llego a casa, me visto de mujer, muy sexy, me conecto al chat y juego con la cámara hasta conseguir que tres hombres se corran mirándome.

Me encanta ver sus chorros de leche embadurnando sus manos.

Me piden mil filigranas: Que les abra mi culito, que camine contoneándome sobre mis tacones, que me meta consoladores, que les lama con mi lengua lasciva... de todo. Yo, como gatita lujuriosa, les obedezco sin rechistarles, para complacerles y poder disfru...

Cómo conquisté a mi hombre

Cómo hice lo posible para conquistar al hombre que me enamoré y que me aceptara tal como era: Mucho mejor que cualquier mujer.

Lo vi por vez primera en el vestuario del gimnasio. Tenía unos cuarenta años y era un hombre fornido, de pecho amplio e hirsuto, brazos robustos y mandíbulas marcadas. Me enamoré de sus ademanes y de la mirada oscura y dulce que contradecía la hosquedad de su rostro.

En los días posteriores empecé a mostrar mis armas. Lo miraba como tímidamente y cuando estaba desnudo, me agachaba para que viera en primera línea todo mi misterio. Sabía que no era homosexual, pero mi juventud de veintidós años y mi cue...