Mi suegra me da una lección

Una infidelidad descubierta, un castigo para mantenerla en secreto

Miré de reojo el reloj del coche, aún eran las 11.30 y tenía tiempo de echarme un sueñecito, busqué un sitio apartado en el polígono de al lado de casa y aparqué.

Necesitaba quitarme esos ojerones antes de llegar al cumpleaños de mi suegro, mi mujer y toda mi familia política se extrañarían si aparecía de esa guisa y, con el cariño que me tenían, probablemente la mañana se llenaría de preguntas incómodas.

No me sentía contento conmigo mismo ni mucho menos pero mi adicción al sexo me guiaba en nu...

Trabajando para la Señora María Elena 4

Final y Epílogo de las aventuras en la ganadería.

Mi rutina en la ganadería varió sensiblemente desde aquel día, María Elena me seguía requiriendo es en su alcoba como antes pero mis viajes al pueblo comenzaron a ser cada vez más frecuentes.

A medida que mis encuentros con Rocío se sucedían y nuestra relación avanzaba mi sentimiento de culpa se ampliaba debido a mi doble vida.

Bien era cierto que mis visitas a la Señora eran “forzadas” pero eso no me eximía de disfrutar cada una de ellas y sentirme por tanto miserable cada vez que miraba a Rocí...

Trabajando para la Señora María Elena 3

Carlos aprende que no se debe subestimar el deseo sexual de una madura mientras explora nuevos horizontes.

Llegué a mi habitación y me di una ducha rápida. Ya en la cama me puse a pensar sobre los sorprendentes acontecimientos de aquel día.

El hecho de haberme follado a María Elena no me disgustaba en absoluto pero había varias aspectos de todo aquello que me turbaban. Lo primero era esa actitud de superioridad que destilaba que, si bien me excitaba tremendamente, también me inquietaba en parte.

Además, que Gloria estuviera al corriente de que era una especie de esclavo sexual de la señora no me hací...

Trabajando para la Señora María Elena 2

Mientras continúa con sus quehaceres cotidianos, nuestro protagonista descubrirá nuevas "tareas" que tendrá que realizar para la dueña de la Hacienda.

La mañana siguiente desperté desorientado.

Tuvieron que pasar unos segundos antes de que pudiera situarme. Cuando lo logré, todos los acontecimientos de la noche anterior vinieron a mi cabeza provocándome una enorme erección que no dudé en calmar aprovechando que, como el día anterior había madrugado en exceso.

Pese a que nadie me había explicado dónde se comía en aquella Hacienda, ya vestido con mi mono azul, puse rumbo al edificio principal alegrándome de la gran ventaja que suponía no tener q...

Trabajando para la Señora María Elena

Un chico de ciudad se retira al campo en busca de un cambio en su vida donde trabajará para una madura, autoritaria e intrigante ganadera.

El abrasador aire veraniego de Madrid inundó mis pulmones cuando salí de la oficina, rápidamente pensé en la contaminación, los atascos y el infierno de aparcar en aquella ciudad para auto convencerme a mí mismo de que no acababa de tirar toda mi vida por la borda en tan poco tiempo.

Acababa de firmar mi carta de renuncia.

Dejar mi excelentemente remunerado trabajo como diseñador gráfico, a mi novia de toda la vida y haber logrado vender mi casa en la misma semana era demasiado incluso para mí,...

Mi historia con Eva, Parte I

Un aburrido verano puede convertirse en el principio de una relación de dominación femenina que te cambie la vida. Continuación de "Castigados por mirones"

quel sofocante mes de Julio avanzaba de manera especialmente lenta y tediosa. Mis nefastos resultados académicos habían conseguido que mis padres decidieran dejarme en Madrid mientras el resto de la familia ponía rumbo a la playa para que, según ellos, “aprovechara el tiempo”.

El plan parecía fantástico, solo en casa y con vacaciones, pero pronto descubriría que no era tan maravilloso. Todos mis amigos y ligues habían huido de Madrid desplazándose a destinos infinitamente más apetecibles con aquellos...

Castigados por mirones Parte IV. Final.

Nuestros protagonistas comprueban en sus propias carnes que las humillaciones infligidas por un grupo de chicas cabreadas no tienen límite.

Así, con el culo bien relleno, continuamos haciendo dócilmente todos los ejercicios que las chicas nos iban ordenando hasta caer exhaustos, momento en el cual decidieron que la parte “aeróbica” de nuestro entrenamiento ya había llegado a su fin. Creí ver en ese momento el final del túnel sin sospechar que, realmente, lo peor estaba por venir.

Mientras tratábamos de recobrar el aliento apoyados en los bancos del vestuario, ellas se reunieron en corro en un rincón. Tras intercambiar una serie de opinio...

Castigados por mirones Parte III

Nuestros amigos continúan con su particular calvario de dominación femenina, dóciles como corderos sufren todo tipo de torturas y humillaciones

Repentinamente Eva desvió su atención hacia mí

-Y tú?, Te vas a portar bien Carlitos?- dijo con tono irónico.

-Sí, sí, haré lo que me digáis - balbuceé patéticamente.

-No vale con eso - terció Marta que continuaba inmortalizando el momento con el móvil sin perder detalle - la palabra de estos dos no vale una mierda, vamos a garantizar que estén suaves lo que queda de mañana porque no me apetece lo más mínimo perder el tiempo-miró a un lado y añadió- Clara, ve a por cuerdas a los armarios q...

Castigados por mirones Parte II

Nuestros protagonistas comienzan a ser conscientes de lo que se les viene encima cuando comienzan a ser sometidos a todo tipo de humillaciones

Así, totalmente humillados, semidesnudos y con la oreja ardiendo, Patricia nos introdujo en el edificio. Aún tenía esperanzas de que su amenaza fuera un farol con el objetivo de que se nos quitaran las ganas de volver a hacer algo similar, pero cuando enfiló el pasillo que llevaba al vestuario femenino con nosotros amarrados, mi anhelo se desvaneció.

Avanzábamos a duras penas dando saltitos pues teníamos los pantalones y los calzoncillos por los tobillos lo que hacía la situación, si cabe, aún más h...

Castigados por mirones Parte I

Dos jóvenes estudiantes se deciden a espiar en las duchas a sus compañeras de último curso sin saber lo que les espera

Las oscuras nubes que llevaban amenazando toda la mañana comenzaban ya a descargar una tremenda tromba de agua, esperamos a las once menos cinco para deslizarnos al patio interior donde se encontraba el pequeño ventanuco de los vestuarios femeninos, en cinco minutos acabaría la clase de gimnasia de último curso y cuanto menos tiempo estuviéramos ahí fuera las posibilidades de ser descubiertos descenderían. La lluvia no detendría nuestra “misión”.

Ramón y Yo nos apretujamos para poder ver con todo lujo...