Mi suegra me da una lección
Una infidelidad descubierta, un castigo para mantenerla en secreto
Miré de reojo el reloj del coche, aún eran las 11.30 y tenía tiempo de echarme un sueñecito, busqué un sitio apartado en el polígono de al lado de casa y aparqué.
Necesitaba quitarme esos ojerones antes de llegar al cumpleaños de mi suegro, mi mujer y toda mi familia política se extrañarían si aparecía de esa guisa y, con el cariño que me tenían, probablemente la mañana se llenaría de preguntas incómodas.
No me sentía contento conmigo mismo ni mucho menos pero mi adicción al sexo me guiaba en nu...