Lo peor de la noche suele ser la mañana
La vanidad a veces se paga caro. Una chica paga el precio dos veces en la misma noche.
Erika está sentada, en una callejuela indecente, un día domingo a las 9 y algo de la mañana. Tiene las manos sobre su rostro, y llora desconsoladamente. Nadie pasa aun por la calle, pero el sol empieza a salir, de modo que muy pronto ella quedará expuesta ante las miradas de quien pase por ahí. Quisiera no estar ahí, que se la tragara la tierra, cualquier cosa pero no estar ahí tirada. Pero no es posible y, sin ganas de moverse, se pone de pie y camina hacia su casa, pensando en que no quiere encontra...