Nuestra Incontrolable Pasión
Estas a mi merced, caliente como leño al rojo fuego, casi echas chispas de placer por tu mirada, que de tierna pasa a convertirse en sublime obsesión sin control.
En un encuentro furtivo sin un lugar preciso, el tiempo no es indispensable para tomarte fuertemente, te veo, y observo la cadencia de tu cuerpo al caminar frente a mi, por lo que instintivamente mis manos intentan recorrer cada centímetro que los ojos divisan, siento tu piel suave, calidad entrando en el rincón oculto de la efervescencia del momento y sin esperar a más, tratas sin control de que te tome justo allí, donde las miradas se encuentran y el calor del momento se confunde con el infierno de...