Mi linda vecina madurita y su hija

Un joven consigue follarse de una tacada a su madura vecinita y a su hija.

Era sábado y me había levantado estaba solo en casa y me dirigí a la ducha. Empecé a desnudarme. La ropa pegada se resistía a abandonar mi duro cuerpo. Al fin conseguí quedarme desnudo y comencé a mirarme delante del espejo, tenía un cosquilleo en mi pene el cual cada vez crecía y crecía con sólo tocarme la cabecita.

Cuando ya estaba bien duro empecé a masturbarme en nombre de mi vecina. Ella era una mujer de 37 años de edad, vestía muy provocativa con sus minifaldas, lo cual a mí me excitaba cada vez...