Bella, tierna y deliciosa, como una (puta) diosa

Se llama Cristina y tiene diecinueve años. Yo… bastante más del doble.

Vive con su madre y su hermanito en mi mismo edificio, en la misma planta, dos puertas más allá de la mía. Tiene novio, un chaval rubio de su edad con cara de niño pijo y hablar de retrasado mental. Describirla con pocas palabras es muy sencillo: es muy joven y está buenísima, ¿qué más añadir? Quizás que también es deliciosamente viciosa. Iniciamos una relación íntima, muy intensa y un tanto peculiar, hace ahora un par de meses.

Su madre, Elvira, es una cuarentona divorciada de muy buen ver y qu...

En la boca y un poquito forzada

Ignoro si le ocurre también a los demás hombres y qué opinión les mereceré a las lectoras pero confieso que a mí me jode muchísimo comerle el coño a una mujer, con dedicación, hasta llevarla al orgasmo, y que luego le haga ascos a mamarme la polla.

Estoy un tanto confuso y me siento raro, así como, no sé, preocupado, también quizás un poco culpable, y por eso decido escribir este texto y enviar una especie de… digamos, confesión o consulta anónima, en forma de relato. Ayer por la noche cometí un acto del que ahora, horas después, bueno, creo que me arrepiento un poco. La verdad es que perdí el control y me pregunto, os pregunto, si de manera justificada o no, si mi reacción fue normal o desproporcionada. Pero mejor comenzar sin demora a contaros...

Fui con mi esposo a un cine porno

Así realicé, acompañada por mi esposo, mi loca fantasía de ir a un cine porno para abandonarme a la lujuria y ser follada por los hombres presentes en la sala.

Hola, me llamo María Luisa, aunque todo el mundo me llama Marilú, y soy una chica latinoamericana de veinticuatro años, casada con Jorge, un español de cincuenta y tres con el que resido en un país del centro de Europa. Hace cuatro años que dejé mi cálida y añorada tierra caribeña para emigrar a España, a una ciudad de la costa mediterránea donde conocí, en el establecimiento hostelero en el que comencé a trabajar, al que hoy es mi maduro y adinerado esposo, el cual por aquel entonces se encontraba al...

Chocolate con churros

En mi tierra el desayuno típico tras una larga noche de juerga, es el chocolate con chorras. Huy, perdón, quiero decir, con churros.

Nochevieja, la última noche del año. La noche de la fiesta y de la juerga por excelencia, la noche de todos los placeres, de todos los excesos. Hace media hora que sonaron las doce campanadas, marcando el inicio del año nuevo, desencadenando la alegría y el delirio en millones y millones de personas, todas dispuestas a vivir una intensa noche de desenfrenada celebración.

Y aquí estoy yo, solo, en el salón de mi casa, en chándal y zapatillas, sentado frente al ordenador escribiendo este texto. Mi...

Viejo verde: por fin me follé a mi sobrina

Continúo fornicando con jóvenes putillas que Paloma, mi sobrina, me trae a casa. Pero a ella, a pesar de haber ya disfrutado de su tierno cuerpo, todavía no la había follado. Hasta ayer.

La reputación que tengo en mi barrio de ser un "viejo verde", lejos de atenuarse, se afianza más día a día. A mi me da igual. No es que me agrade, pero tampoco me supone ningún problema, ni se puede decir que haga gran cosa por desmentirla. Aquellos de ustedes que me conocen, por haber leído alguno de mis anteriores relatos, ya lo saben, pero para los que no, les confesaré algo: soy realmente un cerdo lúbrico, un auténtico obseso sexual. Es un hecho, una realidad. Me paso la mayor parte del tiempo obs...

De triste esposa sometida a feliz mujer infiel

El ser una mujer infiel no me supone ningún problema de conciencia. No, eso el cornudo de mi marido se lo ha buscado. Lo que me inquieta un poco es que ahora solo las situaciones inusuales y extremas me excitan y satisfacen. Les cuento todo en este resumen (un tanto extenso, les advierto) de lo que ha sido mi vida.

Siguiendo la línea de la mayoría de las historias aquí publicadas, de las cuales soy asidua lectora, y a pesar de que prefiero no dar demasiados datos que pudieran servir para identificarme, comenzaré por presentarme. Mi nombre es Verónica, tengo cuarenta y tres años y vivo con mi familia en una ciudad de la costa mediterránea española. Estoy casada con Francisco, un empresario de cuarenta y nueve que fue mi primer y único novio digamos... "formal", y al que conocí a los diecisiete. Tenemos dos hijos...

Las bicicletas son para... ¡ir a follar al bosque!

A modo de primera cita, propuse a Marisa dar un paseo en bicicleta. Al adentrarnos en un bosque asistimos a una escena de lo más inesperada y excitante. Y acabamos abandonándonos al lujurioso deseo que el espectáculo nos provocó.

Como consecuencia de la larga semana que terminaba, la cual había sido bastante difícil y estresante en el trabajo, pasadas las tres de la madrugada comenzaba a sentirme realmente cansado. La música techno que sonaba en ese momento me resultaba estridente e incluso molesta. Miguel, el amigo con el que había acudido a la discoteca, hacía rato que estaba en un reservado dándose un lote de muerte con la negrita con la que había ligado en la pista de baile. Yo no me había comido una rosca en toda la noche...

Esclavo de su cuerpo núbil

Tras varios años de soledad y vacío tuve la fortuna de conocer a Amelia, la maravillosa mujer con la que vivo actualmente. Todo podría ser realmente perfecto si no fuera por Lidia, su hija, una perversa joven que me ha hecho perder la cabeza.

Mi reacción cuando Leonor me anunció que se marchaba de casa y que exigía el divorcio fue, como supongo que es normal, primero de sorpresa y estupor, y luego de indignación y cabreo.

Un buen día al volver del trabajo me la encontré esperándome en la entrada, ya con las maletas hechas y el abrigo puesto. Me anunció que chateando por Internet había conocido a un informático de Badajoz y que se marchaba a vivir con él. Me explicó que había encontrado en él a ese hombre atento, sensible y romántico...

Vellos y esperma

El fin de semana comienza bien. Muy bien.

Sentado en el sillón, sereno y relajado, entamo el segundo güisqui, con el pelo aún goteando tras la larga ducha de agua hirviente. Sentado desnudo frente al ventanal observo las plomizas nubes, densas, anunciadoras de precipitaciones de nieve. Aquí adentro tenemos 27 grados, provisiones suficientes para un mes, una gran reserva de leña. Puede nevar todo lo que quiera.

Mi perra pasa por delante. Con paso de cuadrúpedo lento y elegante, como pavoneándose pero a la vez prudente, guardando una dist...

Ignoraba hasta que punto es puta mi esposa

Si, mi esposa es realmente muy puta. No es fácil confesar algo así en público, pueden creerme. Aún menos cuando la he visto gozar como una perra mientras era follada por otros ante mis propios ojos. Y que he disfrutado con ello.

Los síntomas eran evidentes desde hacía ya bastante tiempo. Y aunque los veía, no supe interpretarlos correctamente ni darles la importancia que realmente tenían. Pero permítanme que les cuente.

Todo comenzó hace ya unos meses, cuando le dio por andar por la casa, fuera cual fuera la hora del día, en ropa interior, en general con provocadora lencería, pequeños tangas que apenas le cubrían los labios del coño y dejaban al descubierto todo lo demás.

Más tarde, un buen día, se depiló completam...