Casa rural con mi mujer
Eran un fin de semana que se prolongo gracias a mi mujercita.
Era un día de agosto en el que el calor era insoportable, así que como por aquellos entonces contaba con vacaciones, nos decidimos ir el fin de semana una de las casas rurales que nos ofertaron, entre todas ellas destacaba una que se presentaba como lugar de esparcimiento, en el que el precio era módico pero con la condición de prestar servicios en la casa. Después de verlo como una nueva forma de pasar las vacaciones como unos días en los que por lo menos no nos aburriríamos como ostras, como...