SUS MANOS (Parte III)
Mi cuerpo estaba reaccionando a los estímulos de la situación, sentía que mi piel seguía caliente por el tacto de mi jefe. Lo ocurrido me generaba un huracán de dudas, pero las sensaciones que compartimos en esa oficina fueron indescriptibles.
Esa noche llegué a casa y no podía creer lo excitada que había estado, no asimilaba lo atrevida que había sido CON MI JEFE y me cayó todo el arrepentimiento encima, tanto, que casi me devuelvo a dejar la carta de renuncia.
Sentía demasiadas emociones a la vez y mil preguntas me pasaban por la cabeza...
¿Por qué me calenté así? ¿cómo es que fui tan descarada? ¿De dónde salió tanta valentía? ¿por qué no me detuve? ¿Todo por verle las manos? ¿Acaso soy una rarita que se desvive por ver manos? ¿El...