Recuerdos placenteros
Cuando los recuerdos se apropian de ti...
Amaneció bajo esa tonelada de mantas que la resguardaban del frio y ocultaban esa piel blanca y semidesnuda, tan solo cubierta por una liguera camisa floreada y un minúsculo tanga azul celeste que dejaba entrever sus grandes pero redondeadas nalgas. Esa mañana había despertado extrañamente seductora, recorría sus grandes pero endurecidos muslos con esa pequeña y juguetona mano hasta llegar a esos huesos de su gran cadera, que al rozarlos provocaba en ella una leve sonrisa y a la vez un estupor muy corrient...