Ana, una insana adicción. Parte 5
Nunca esperé que todas las cosas se sucedieran tan rápido. Tal vez mi temperamento o mi putería reprimida salía a flote.
Mi corazón dio un vuelco y se aceleró inmediatamente. El chico me gustaba, pero yo acababa de estar con Víctor y me había encantado, no pensaba en nadie más que en él. Recordé, por un momento, la dureza de aquello que había tocado “accidentalmente” con mis nudillos y mi entrepierna se humedeció terriblemente. Me excité. Estaba convirtiéndome una puta deseosa de ser poseída en ese mismo momento. Mis dedos empezaron a teclear el mensaje de texto: “ Sí, acá voy a estar …”. Me arrepentí y lo borré.
M...